El cerebro en la adicción
¿Cómo afecta la adicción a nuestro cerebro?

Una de las claves para conocer mejor esta enfermedad es saber cómo funcionan las conexiones cerebrales que se establecen con las conductas adictivas. El cerebro es uno de los sistemas mas complejos del universo. Hablamos del órgano encargado de que podemos realizar las principales operaciones mentales y tener consciencia, es decir, sentido del yo.

La dopamina y su relación con el consumo.

Los estudios demuestran que el aumento de la dopamina está directamente relacionado con el consumo de sustancias. Esto conlleva un desequilibrio del sistema de recompensa mediante el cual llevamos a cabo una determinada acción o no la llevamos a cabo, en función del refuerzo que dicha acción nos aporte. Con la adicción, nuestro cerebro se acostumbra a que la mayor parte del placer se obtiene con el consumo, y que cualquier otro estímulo, no produce el mismo nivel de satisfacción.

No en vano, no solo interviene la dopamina. Hay otras áreas dentro del cerebro, como el córtex prefrontal, que se encarga de la toma de decisiones y la capacidad de autocontrol, por lo que tiene relación directa con nuestra forma de actuar frente a las sustancias. Cuando un adicto decide consumir no es por puro placer o una decisión aleatoria, es producto de la falta de control de impulsos que sufre el individuo en cuestión.  

El control de las emociones.

Otra de las zonas del cerebro con mayor relevancia en una persona con adicta, es la amígdala encargada del control y expresión de las emociones. Esta se ve se ve gravemente afectada por las conductas adictivas. Todo ello nos lleva a la conclusión de que no son áreas que funcionen de forma individual, sino que en la adicción intervienen varios factores claves en la adicción:

  • Control de impulsos.
  • Toma de decisiones.
  • El refuerzo (positivo y negativo).
  • Emociones.

Falsos mitos dentro de las adicciones.

Dentro del mundo de las adiciones hay multitud de mitos. Esto ofrece una visión errónea del adicto, lo que conlleva incluso a hacerles creer que un tratamiento es inútil o que es una condición inherente al ser humano, algo inevitable y sin solución terapéutica. Todo este proceso les hace sentir una indefensión aprendida donde se asume que hagas lo que hagas no hay capacidad de cambio, se genera un sentimiento de culpa que lastra de forma negativa el inicio del tratamiento y lo que es más importante, a reconocer el problema de adicción. Nada más lejos de la realidad, esta enfermedad tiene características muy negativas tanto para el paciente como para su entorno, pero su capacidad de rehabilitación es muy elevada con un tratamiento psicopedagógico adecuado. 

Un tratamiento integral se define por la implementación de unos parámetros emocionales adecuados mediante un trabajo de control de impulsos, generando así una optimización del autoconcepto y la autoestima del paciente y sobre todo que el mismo edifique su propio crecimiento psicológico. Estas son las claves con las que trabajamos en CIAS y disponemos de lo mejores profesionales para ello.

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