
Nadie elige ser adicto, en muchas ocasiones la adicciones se crean por intentar escapar de algún sufrimiento o pesar que no conseguimos ‘sobrellevar’ si no es por esa adicción. Es decir, empezamos buscando una salida y acabamos atados a algo que nos acaba limitando y llevando a un sufrimiento mucho mayor del que tratábamos de evitar.
Nos creamos dependientes a la adicción, perdemos toda la libertad de decisión y comportamiento sometiéndonos a la dependencia, se puede resumir en que no podemos hacer nada sin pensar en consumir, perdiendo la claridad mental y la autonomía.
La meditación es una herramienta muy utilizada, no solo para ayudarnos a concentrarnos más, relajarnos y a pensar con claridad, si no que también puede ser muy útil en procesos de superación en adicciones, a continuación te describimos como:
– Permite que el paciente se conozca mejor y se vea a si mismo de manera positiva.
– Ayuda a encontrar la razón por la que el paciente necesita la sustancia que genera adicción.
– Satisface la necesidad de consumo de la sustancia, para llenar el vació emocional o psicológico que sufre.
– Permite que los pacientes observen sus sentimientos y pensamientos para lograr alejarse del sufrimiento.
– La mente se apacigua y dejan de construir falsas ideas.
– Ayuda a que los pacientes liberen las emociones.
– Es una parte importante en el proceso de aceptación, que sufren los pacientes, en el que deben de aceptarse y quererse a si mismos.
– En el proceso de recuperación es muy importante que se amen a si mismos y cultiven todo aquello que los haga sentir mejor.
– Permite que tengan una buena autoestima y deseen tener hábitos de vida saludables.
– Ayuda a abrir nuevas etapas en su vida, así como cerrar y dejar todo aquello de lo que deseemos alejarnos.
La meditación, el mindfulness, … hay muchas herramientas para superar cualquier adicción. Es preciso creer en lo valiosa que puede llegar a ser la vida y reconocer la adicción como algo que nos aprisiona y nos secuestra, además de no quita de mucho tiempo y energía vital, porque como se dice en muchas ocasiones ‘ser feliz es una responsabilidad’.