El tratamiento de adicciones en Navidad. El caso de Pepe. 

La navidad cada vez se comienza a “celebrar” con más antelación. Desde principios de noviembre ya vemos en los medios de comunicación y redes sociales anuncios de juguetes para que nuestros niñxs vayan “eligiendo” sus reyes o sus regalos para Papá Noel. También nuestras ciudades y nuestros pueblos empiezan a colocar el alumbrado y empezamos a “organizar” las noches claves para compartir con la familia: Noche Buena y Noche Vieja.

Estas fechas se convierten en un momento clave dentro de la rehabilitación de nuestros pacientes. ¿Qué puede pasar? Por un lado, lo más positivo: el trabajo que se está realizando está dando sus frutos y el paciente utiliza las herramientas y los mecanismos que ha ido asimilando de la rehabilitación. En el peor de los casos, toda esta marabunta de comidas, reuniones, salidas, etc. es la chispa que desencadena las recaídas o el abandono de la recuperación terapéutica. 

¿Por qué es un desencadenante en su tratamiento de las adicciones? 

Las navidades son la mayor época del consumo del año. Son fiestas muy largas en el tiempo, de muchas reuniones que no se dan durante el año y se suelen celebrar casi todo: encuentros de trabajo, encuentros familiares, de amigxs, etc. Existe mucho consumo material: regalos, excesos de comidas, compras innecesarias que nos han hecho creer que son imprescindibles para pasar una “buena navidad”.

Esto desde el punto de vista terapéutico es una sobreexposición prolongada en el tiempo de opciones de consumo y gestión de las emociones para nuestros pacientes. En Navidad todo se complica. En pleno proceso de rehabilitación, los pacientes, tienen que “poner a prueba” esos cambios profundos de hábitos que han ido adquiriendo, para gestionar de una forma correcta todos estos eventos para que la temida recaída no llame a su puerta. Si se gestiona de forma positiva, le dará fuerzas y energía para seguir trabajando y es una buena forma de visibilizar su trabajo y esfuerzo. 

Un ejemplo claro de recaída en adicciones.

Pepe( nombre ficticio) el año pasado, a pesar de llevar desde agosto con nosotros en terapia, y conocer a la perfección (él y su familia) las pautas y las recomendaciones terapéuticas, en diciembre, en el ecuador de la Navidad abandonó el tratamiento. Este abandono vino precedido de la incapacidad de Pepe de no imponerse ante sus compañeros de trabajo y sus jefes. La comida de empresa de navidad fue la causa de su abandono. 

Pepe llevaba un buen proceso terapéutico, cumplía con las pautas básicas, profundizaba en terapia, enviaba mensajes muy positivos a sus compañerxs y estaba adquiriendo consciencia de todo lo malo que le había generado su dependencia al alcohol y la cocaína. Pero tras hacer un trabajo terapéutico con Pepe y su familia (a los que se le marco la importancia de que hiciesen conscientes a su entorno laboral de que Pepe estaba en tratamiento), tanto unos como otros, se negaron a ello por miedo al estigma social que pudiese generar que se supiese que Pepe estaba en rehabilitación por consumo de sustancias. Y a esto le sumamos algo más: la falsa seguridad y confianza que la familia ya tenía en qué Pepe sería capaz de soportar que sus compañerxs estuvieran colocándose delante de él y aseguraban que eso no le iba a afectar, a pesar de que los terapeutas le estábamos alertando que estaban potenciando la recaída. 

La importancia de seguir las recomendaciones del equipo terapéutico.

El resultado ya seguro que lo sabes al leer hasta aquí: Pepe abandonó el tratamiento y Pepe consumió. Después de Navidad en cuanto se relajó. Pepe tuvo una recaída. Y Pepe abandonó el tratamiento. Nos dejaron sin herramientas o motivación, para Pape y su familia nuestras pautas no tenían valor y las creían inútiles.

Los casos como el de Pepe , son bastante habituales en el tratamiento de adiciones. Familias y pacientes que desoyen las recomendaciones terapéuticas y se creen capaces y rehabilitados antes de tiempo, pese a la insistencia del equipo terapéutico (profesionales, expertos y con años de experiencia) en que ese camino no es el correcto. 

Si tienen algún familiar en tratamiento, estar vigilantes, evitar consumo delante de ellos y protegerlos de los “sobreestimulos “ de estas fechas. 

Y sobre todo ATENDER y  PRACTICAR las RECOMENDACIONES TERAPÉUTICAS de los profesionales.

¡FELICES FIESTAS! Centro CIAS

NOTA: la Navidad es una vez al año, la abstinencia es para toda la vida.

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